Sobre las mesas: el destello
El rizoma, como tallo subterráneo...
tiene, en sí mismo, muy diversas formas:
desde su extensión superficial ramificada
en todos sentidos,
hasta su concreción en bulbos y tubérculos.
El deseo es un creador de realidad...
produce y s emueve mediante rizomas.
Un rasgo intensivo comienza a actuar por su cuenta...
-Deleuze y Gautari, Rizoma
En la palabra seca, informulada, se estrecha,
rancia membrana parda (decir: fina gota de aceite para el brillo matinal
de los bordes, para la línea
tibia, transitada, que cruza, como un puro matiz, sobre
el vasto crepitar, sobre el lomo colmado,
bulbo -una gota de saliva animal:
para las inflexiones, para el alba fecundada (caricia)
que se expande a la orilla, como una espuma, un relieve
un pelaje frutal- una llaga de luz, un hilván: para
los gestos aromados al tacto, a la sombra rugosa, codiciante;
una voz, una fibra desprendida -un vellón- al azar
de las gubias, del frote plectro),
en la cumb re, al ijar, de las imantaciones;
Tientos
y el idioma capilar de los roces en el cuenco lobular
de los cuerpos. Púrpura
en la raíz;
una esponja, una lima, un espejo
axilar: y en los ecos,
la estatura;
una alondra. Rimas en los espliegos;
hielo: por la grupa liminal, tersos belfos inquietos.
Valva pilosa,
alianza, en el vuelco; plexos y el tendón:
un ardor, una punta sinovial en los goces veteados: ductos
a la pálida cima oculta;
una astilla, una cinta (gato),
un embrión para el bronce de espesuras rampantes, intimables;
un hervor, una turba despeinada, una espora:
Caudas entornadas al auge de un sabor inguinal.
Sobre las crines; coces:
En las humosas, ovulantes:
un carámbano exacto,
un candil.
Riscos.
y en los pliegues enlamados, los atisbos de estar,
en sus médanos acres:
higos perlados; risas;
un limón en las orlas incitadas;
rasgar: con almohazas vidriantes, inaudibles (vino prensil, Hirsuto),
con espinas el temple, las pezuñas;
carcajada chispeante entre los bulbos
escrutados, las urracas;
fósforos, guiños, ecos
en la tenaza; salta
la perdiz.
La perdiz: ave fresca, abundante, de muslos gruesos; acusado dimorfismo sexual. Sus plumas rojas, cenicientas,
encubren. Salta en parábola eyecta sobre las fresas;
aleante calidez. Tiene los flancos grises (Las fresas bullen esponjadas, exhalan - de sus cienos de amapola, de entresijo verbal- la lejía directamente), las patas finas,
el vuelo corto; corre (los sabores suntuosos, apilables) con rapidez.
Abre sus belfos limpios:
el jugo moja y perfuma su aletaje; en su piel
de escozores ambiguos, ávido ciñe el gracil,
respingante; lúbrixo abisma el néctar
simultáneo; estupor; estupor anchuroso
entre los brotes atiplados;
hincar, en las corvas deslumbrantes, erectas.
En los bíceps, los escrotos; Fúlgidos, agrios. Trotes.
Alentando a las ancas
alumbradas; cadencias; ritmos convexos; malvos
paroxismos: de bruces
entre las ondas resonancias. Pendúculos emprendibles
bajo el cinto:
Libar desde las formas borboteantes; la lengua entre las texturas engranadas, las vulvas
prístinas en sus termas; lluvia a los núcleos
astillados; rizomas incontenibles entre los flujos, las pelambres exultadas, espumantes, de estar;
bajo las riendas fermentables, las gualdarpas.
Embebido
enlas blandas, extensivas. Desbordado.
Volúmenes iracibles entre la paja exacerbada,
germinante. Vital,
inmarcesible en sus impulsos abruptos, suave y matizado en sus ocres,
su esplendor, a las yemas; único a las pupilas
restregantes.
Desbandada encendida entre los surcos, las pimientas, los indicios; densa
y exaltable en sus puntas: al olfato. Ráfaga
mineral. Un renglón, un cabús, un polvito; Gárgola.
Una hormiga en las crestas hilarantes, por los muslos,
el vientre; en las palabras)) tensas, enturbiadas,
se estrecha, roca membrana ((cítricas. La estridencia
perpetable en los
lindes)) parda; su red empaña ((en los ápices
lubricados, el pistilo.
-Su voz: saboreando, exhibiendo, despojándolo- Luz;
en los espacios excitables, el acto sedicioso. Labial,
embarnecible bajo el índice fresco, su tersura; prensan.
Magnetismo atizado hasta el exceso degustable,
el rechinido. Vértices las cosquillas
-Acedando, exprimiéndolo- en rupturas desbocadas,
expresivas. Vórtice. Entre los fierros, los erizos,
el instinto. Roedores inexpugnables
entre los hilos, las escuadras, el cedazo. Un terrón,
un respiro lanceolado, un prurito.
Rastrean bajo las zonas apiñadas, intensivas.
Nudos papilares entre la yerba. Sobre las mesas: el destello.
Un punzón, un insecto en las palabras)) lentas, empalmadas
((enterlas grietas las cesuras, en las bridas.
Súbitos y lascivos las concentran -Su voz: separándolo,
abriéndolo, eligiendo- ciñen y cohabitan en los filos
espejeantes)), huecas; su costra opaca ((entre los gritos,
las cernejas, los resquicios. Estar:))
Coral Bracho. Ciudad de México (1951). LIBROS DE POESÍA: Peces de piel fugaz (1977), El ser que va a morir (1981), Bajo el destello líquido (1988, que es una reunión de los dos primeros libros) y Tierra de entraña ardiente (1992, en colaboración con la Pintora Irma Palacios, para la Galería López Quiroga).
junio 02, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
las letras son los pensamientos que inmortalizamos en un papel, son el fiel testigo de nuestra evolucion, y siento que tal vez, si continuamos asi, en este proceso de egoismo que nos rodea, seran el recuerdo de lo que alguna vez fuimos o pudimos ser.... besitos
darkyan gracias por tu visita !!
por ser la primera te mereces un espacio en mi blog! saludos!
gracias por creer!
=)
Publicar un comentario