mayo 28, 2006

: Olimpia Badillo :

En el pórtico del sueño

Sería bueno despertar corriendo las cortinas
abrir la boca
y soltar la carcajada maloliente
del ayuno
hacerlo con urgencia y decir
que me han brotado de pronto tres hermanos
que aparte del incesto
y del pecado
tres políticos se bañan en el charco de erecciones
dialécticas y niñas.

Desellar con llanto los postigos
por donde silba la sangre de las rejas,
restar todo el acero de los ojos
para llevarnos los párpados corriendo
hacia el trabajo
extender más la sed de cada brazo
e inesperar la religión
la que pinta las paredes con heces
y arranca los cascajos de gobiernos
papelosos.

Sería bueno gritar los tragaluces
todos
y ponerlos enfrente de nosotros
hacerlos engordar nuestra figura
radiografiar el pensamiento
deformarle
traspasarle
las ideas
quedarnos en medio de sus vidrios
como carne inmordible
y nadar en su gruesa trasparencia
sin temor de ahogarnos.

Sería bueno mirarnos al espejo
al nuestro
y al de otros
romper uno por uno
hasta dejarlos hechos miles y ver en ellos
nuestros ojos
cientos de ojos
cientos y cientos de cuerpos desenteros
cientos y cientos de reflejos incompletos
de miradas trozadas
de caras y brazos en astillas
de imágenes totales
que se deshicieron con la sola mirada
del destiempo
en un múltiplo de azogue
derretido.

Sería bueno aventurar por el espacio
de las moscas
parasitar con ellas el sueño inexistente
los recuerdos
las lepras silenciosas bajo el sol de cada
invierno
las costras maquilladas
las viandas y el vómito después de cada éxito
las caras inmortales de los muertos
que se crecen
al beso de un pie resquebrajado de tristeza
alcohólico de sol
y regresar con ellas al sepulcro abierto
echar una impureza
frotar las manos repetidas veces
hasta quedar ligeras
para volar de nuevo.

Sería bueno llegar puntual a la fiesta
del último silencio
alistar el traje nuevo
que nunca quisimos ponernos
ensayar la entrada
de cuerpos que se extienden a dar la bienvenida
acompasar el paso
ritualizar la voz de los porteros
serenarnos con la ausencia de luces
que habrán de esconderse a nuestro arribo
tomar de la mano al polígamo padre
que revisa la naturalidad de los papeles
en el pórtico del sueño
-que nunca supimos si logró realizar-
pero antes
mucho antes
chistarle al conductor que a veces lleva prisa
por dejarnos
gritarle con el pensamiento que desacelere
recordar su nombre
y tocar la altura de su espalda
y con la mejor de nuestras voces al oído decirle:
despacio
más despacio.



Para morir adentro

Mi conciencia habita poco a poco
esta falsedad
el nombre que me han puesto sirvió de pronto
para llenar el requisito
y decir que es propia
la casa donde vivo;

Sin embargo
aquí no están mi polvo ni mis pasos
han sido triturados por el código
infalible
y cada muro es un papel ajeno
en el que no puedo escribir.

Mi sangre se ha untado a los tapices
que chorrean preguntas
y al cerrar las ventanas
el aire me recuerda que también es otra boca
que me come
con una inhalación de sed eterna.

Voy odiando tener hambre dentro de estas paredes
donde habre de tomar una moneda
que tampoco es mia
con la que iré redondeando la calle
al gritar la canción
que crece en el ultraje de las posesiones
que tiene el viento
que tienen los papeles
los que siempre mienten
con renglones fabricados de fechas
nombres
y
lugares.

Nada se parece al tiempo que me sabía
a sueño
y
a tristeza
en la casa niña.
Sobre este piso donde la música
de cada árbol se mancha de silencio
no he podid0 trazar el aeroplano
ni jugar a la rayuela
o brincar sobre un pie para ganar
y llegar al desván de aquella abuela quenunca conocí.

Con este cansancio
habré de sentrame otra vez -como cada tercer tarde-
en quel sillón playero
donde mis ojos no existieron
ni siquiera mis brazos
nada
donde mi cuerpo sólo fue las franjas de cotin
que se adentraron
por caderas y espalda
haciéndome cárcel
de independiente espacio
por donde se paseaban las hormigas negras
subiendo y bajando entre macetas
con pedazos de espejos
o
entre botes con flores de colores
hasta meterse al hueco de mis ojos
trazando los renglones
spultándome
quedando sólo
para morir adentro
en otra falsedad de hogar prestado.




Olimpia Badillo. Ciudad Fernández, San Luis Potosí (1943). LIBROS DE POESÍA: Vidrio color nube (1989).



2 comentarios:

claudia dijo...

La maestra Olimpia es una excelente poetisa que llena de encanto los sentidos con cada uno de sus poemas eróticos.
Recomiento sus producciones porque se manifiesta el amor de una forma más dulce de lo habitual.

jozselyn dijo...

mis respetos maestra, son hermosos sus poemas,me encantaron!!.Es una gran poetista.